Perspectivas Emergentes en el Estudio del Emprendimiento Social: Caso de Colombia y su Contexto Regional

Emerging Perspectives in the Study of Social Entrepreneurship: Case of Colombia and its Regional Context

Alexander Parejo Rodríguez [1]

María Gabriela Zapata Morán[2]

Alberto Andrés Miranda Fernández[3]

 

 

 

Resumen

Mucho se habla sobre el emprendimiento y cómo efectuarlo pero ¿realmente conocemos lo que emprender implica, qué sucede con la parte social de un emprendimiento? y es que iniciar un proyecto o negocio que genere cierto grado de impacto social se ha vuelto realmente importante en la estructura organizacional de cualquier empresa independiente de su objeto social. Este estudio analiza el emprendimiento social en Colombia, identificando desafíos, oportunidades y su potencial impacto. A través de una revisión exhaustiva de literatura y datos secundarios, se destacan las barreras de acceso a financiamiento, la falta de apoyo institucional y la brecha de género como principales obstáculos. Se resalta el papel del emprendimiento social en la reducción de desigualdades socioeconómicas y se proponen recomendaciones para fortalecer el ecosistema emprendedor, incluyendo políticas de apoyo financiero, programas de capacitación y promoción de la equidad de género.

Palabras clave: emprendimiento social, estructura organizacional,  políticas inclusivas, la sostenibilidad financiera, innovación.

Summary

There is a lot of talk about entrepreneurship and how to do it, but do we really know what entrepreneurship entails, what happens with the social part of a venture? Starting a project or business that generates a certain degree of social impact has become really important in the organizational structure of any company independent of its corporate purpose. This study analyzes social entrepreneurship in Colombia, identifying challenges, opportunities and its potential impact. Through an exhaustive review of literature and secondary data, the barriers to accessing financing, the lack of institutional support and the gender gap are highlighted as the main obstacles. The role of social entrepreneurship in reducing socioeconomic inequalities is highlighted and recommendations are proposed to strengthen the entrepreneurial ecosystem, including financial support policies, training programs and promotion of gender equality.

Keywords: social entrepreneurship, organizational structure, inclusive policies, financial sustainability, innovation.

Introducción

En la actualidad, se observa un surgimiento de estilos de emprendimiento que se enfocan en transformar los modelos productivos y en incluir a la población vulnerable. Esto plantea nuevos desafíos para el trabajo social en el siglo XXI. Los trabajadores sociales necesitan competencias para comprender el contexto socioeconómico en el que florecen los emprendimientos sociales y liderar modelos centrados en las personas y su calidad de vida.

Este documento trata sobre las tendencias y retos del emprendimiento social en Colombia. Se mencionan aspectos como la independencia de las entidades del tercer sector, la oportunidad de sensibilizar al público y el papel del Estado en el fortalecimiento de poblaciones vulnerables. Se destacan los retos de la debilidad del Estado para garantizar los derechos civiles, la falta de profesionalismo, la escasez de recursos y la limitada rendición de cuentas. Se menciona la relación entre el tercer sector y el emprendimiento social, así como las tendencias y retos en las empresas. También se aborda el tema del emprendimiento social en el contexto universitario y se mencionan algunas conclusiones sobre el abordaje de la responsabilidad social empresarial en las universidades colombianas.

El emprendimiento, es una herramienta que genera crecimiento y desarrollo, y se convierte en un eje fundamental en el marco de las políticas públicas y en una oportunidad que impulse la movilidad social y el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad en general.

Lo anterior es mucho más evidente para los grupos más vulnerables como las minorías étnicas, Para ello se deben abarcas estos grupos en el contexto del emprendimiento social, fortaleciendo sus competencias empresariales, específicamente lo concerniente al buen manejo financiero de sus recursos, tarea que se aborda desde el emprendimiento social y la educación financiera.

 Características del Emprendimiento Social.

El emprendimiento social se caracteriza por la participación de grupos sociales específicos y la búsqueda de justicia social, lo que lo relaciona de manera epistemológica y teórica con el trabajo social. Diversos autores han clasificado los emprendimientos sociales en categorías como empresas comunitarias, empresas socialmente responsables y empresas socioeconómicas, considerando su estructura legal y su objetivo altruista.

El emprendimiento social cubre campos tanto en el ámbito privado, público como social. Se desarrolla en las tres esferas y tiene formas, implicaciones y aplicaciones muy diversas. Se pueden identificar diferentes tipos de impacto socioeconómico en las organizaciones privadas, desde sostenibilidad económica hasta transformación social. Sin embargo, las empresas tradicionales no tienen la maximización del beneficio social como su objetivo principal.

 Existe por otra parte el Emprendimiento Social Innovador, el cual busca la inclusión social de grupos vulnerables y la creación de valor social. Biored Colombia SAS se destaca como un caso de estudio que contribuye a la rehabilitación y reasentamiento de población en zonas rurales afectadas por el desplazamiento. Esta empresa promueve la producción y comercialización de peces y plantas a través de tecnologías sostenibles.

 

 

 

Políticas Publicas inclusivas para el emprendimiento social

Estas poblaciones minoritarias étnicamente y marginadas socialmente como lo mencionan los investigadores Garay y Torres: “carecen de oportunidades a consecuencia de la poca formación y desarrollo de destrezas y habilidades, que les permita integrarse a las actividades económicas” (Garay & Torres, 2018).

Las políticas públicas que promueven el emprendimiento en todas sus manifestaciones en el mundo y especialmente en América Latina, buscan subsanar un poco esta problemática, sin embargo, hay escollos que salvar y que estudios de campo e investigaciones con comunidades han develado y que se podrían generalizar para toda la región.  Por ello es conveniente, antes de insertase en el tipo de política pública, resaltar algunos hallazgos descubiertos por los investigadores sociales y su problemática.

Sin duda alguna, la desconfianza de las comunidades es uno de los factores más importantes, debido a que se sienten marginadas y en ocasiones utilizadas para intereses electorales o gremiales. Lograr ganarse la confianza de las comunidades no es fácil por dos razones:  La primera, el abandono y la deuda que por años el estado tiene con dichas comunidades y segundo, la crisis económica y la falta de cobertura de sus necesidades básicas. El estudio de Gonzales Ibarra en comunidades de México; Así lo confirma al plantear que la pobreza y la marginación social entre otras causas, han aumentado de  la problemática social y la pérdida de confianza sobre todo en poblaciones jóvenes hacia las políticas y acciones del gobierno,  Por lo menos así lo validaron para el estado de Michoacán. (González, 2020)  

 

Es decir, se presenta un círculo vicioso; crece la problemática social dado que no hay confianza en programas del estado que podrían mejorar algunos aspectos. Por otro lado, una mayor desconfianza, incrementa los problemas económicos y sociales de la comunidad, al sentirse marginados, menos acceso tienen a programas gubernamentales que podrían, si no solucionar, por lo menos paliar la situación.

Pero este no es el único inconveniente a la hora de impulsar programas de emprendimiento, bien sea social o comunitario, el mismo Gonzales identifica entre ellos:  la escases de recursos,   desempleo, la falta de seguridad, miseria,  el escaso  nivel educativo que les dificulta a algunas comunidades comprender los elementos técnicos del procesos, lo que ve incrementado porque  algunos especialistas utilizan un vocabulario poco entendible (González, 2020) y demasiado ajustado a la academia para comunidades que en oportunidades no tienen conocimientos básicos, incuso para el caso colombiano no saben leer y escribir y no manejan muy bien el idioma español, dado que manejan su lengua nativa o ancestral.

Lo que lleva a asegurar que las políticas de emprendimiento como lo afirma González, es una amalgama de esfuerzos individuales que deben coordinarse por la interacción de autoridades gubernamentales, sector privado, academia y comunidades (González, 2020), que permita el flujo e intercambio de dataos e informaciones y recursos. 

Resulta conveniente entonces, revisar las políticas de emprendimiento y sus diferentes enfoques en América latina, así como el énfasis que se le coloca, de acuerdo al grupo social, enfoque de género o étnico objetivo, que determinan la focalización de incentivos y programas para el fomento de las inactivas privadas, gremiales y comunales.

El emprendimiento social en América Latina.

Al respecto se puede determinar que en América latina, los países han venido impulsando programas que buscan fortalecer las empresas denominadas start-ups, encabezados por los del cono sur Argentina y Chile Seguidos de México, Panamá Colombia.  Como lo sostiene la CFA, (Melguizo, 2017). Chile es  el  que lidera, quien se encuentra en una política consolida en periodo de expansión, y  México en los últimos años ha acelerado el proceso  en promover las start-ups, del mismo modo sostiene que la política de innovación en los países latinoamericanos, vienen  cambiado su manera tradicional de impulsar la innovación y la creatividad al respecto  sostiene “ Cada país tiene un enfoque propio y cada uno diseña y gestiona las políticas bajo diferentes esquemas institucionales y de incentivos” (Melguizo, 2017)

Este enfoque en las start ups, requieren de la sinergia del estado, y un lugar común como lo establece Melguizo, para generar un ecosistema que las ayude a consolidarse. Como puede colegirse, estos esquemas requieren de ciertas condiciones en la población de emprendedores, que en múltiples ocasiones no se encuentran dado su rezago no solo etnológico sino educativo, problema que se había mencionado en líneas anteriores. Melguizo termina su análisis concluyendo que en Latinoamérica, las barreras al emprendimiento son mayores que en los demás países de la OCDE e identifica los aspectos que para el deben mejorar entre ellos (Melguizo, 2017): mayor medición del impacto de las políticas de emprendimiento, Simplificar  fortalecer programas de fomento acorde a las necesidades de la población, facilitación y reducción de trámites y flexibilizar marcos regulatorios que incentiven la creación, el crecimiento de las empresas , aumentar la inversión productiva y la integración y colaboración regional.

Otros autores confluyen en estas apreciaciones, en primer lugar, reconociendo que se dan todos los tipos de emprendimiento en América latina, y que los ejes primordiales para su desarrollo, descansan en los esquemas educativos, la solidez y continuidad de sus políticas gubernamentales el apoyo público o gubernamental, los incentivos financieros y tributarios (Palacios & Ruiz , 2020). Los mismos autores, adicionan el aspecto innovador de los emprendimientos que en muchas ocasiones es débil y muy alejado de los estándares de los países en cuanto a servicios, productos y procesos.

Recalcando en esas limitaciones al emprendimiento, se vuelven repetitivas en algunos autores y pases del continente, por ejemplo, Juan Aguirre de la universidad de Cuenca, coincide en la débil educación, la formación para el emprendimiento, y la desconexión de las políticas públicas y actores del ecosistema emprendedor (Aguirre, 2018). A esto se le agrega el poco seguimiento y atención al desarrollo de las empresas, la formación de formadores en emprendimiento, con suficientes habilidades para llegar a todos los emprendedores y la débil formación en educación financiera.

Todo lo anterior, se evidencia mucho más en el Emprendimiento Social, toda vez que el mismo concepto es más complejo dada la multiplicidad de variables que involucra, al igual que la concepción del mismo término que hacen mucho más difícil ponerlo en práctica, como modelo productivo.

Escuelas del pensamiento del emprendimiento social.

Al respecto, Se pueden identificar escuelas del pensamiento y de la concepción del emprendimiento Social como modelo, por ejemplo, la revista Tec Empresarial, hace un resumen de las Escuelas de pensamiento del Emprendimiento Social, más representativas: “Escuela de Innovación y como representante Fundación Ashoka SociaLab.  Escuela de Negocios Sociales del Oeste con sus exponentes Fundación Skoll, Fundación Schwab y Global Social Benefit Institute  Escuela de Negocios Sociales de Asia, con exponentes Yunus Center y BRAC University (Bravo, 2016). Cuyas diferencias conceptuales fundamentales radica en que el primero se sustenta en soluciones innovadoras para problemáticas sociales, mientras las dos siguientes, en empresas y emprendimientos sin fines de lucro que garanticen ingresos sin desapegarse de su función social.

El autor llega a la conclusión que más allá de los diferentes enfoques del Emprendimiento Social por parte de las escuelas, sus principales diferencias o aportes se encuentran en las fuentes de ingresos, escalabilidad y replicabilidad del proyecto y ubicación geográfica. En este sentido, para la Escuela de innovación el eje fundamental es la innovación la replicabilidad y escalabilidad, se tienen en cuenta, pero no son esenciales; para la Escuela de Negocios del Oeste, los tres componentes son obligatorios. Y, por último, para la Escuela de Negocios Sociales de Asia, la generación de ingresos es obligatoria, más no así la a escalabilidad ni la replicabilidad.

Lo anterior, coincide con la problemática de los emprendimientos sociales en el mundo, que se acentúan en América Latina, dadas las particularidades del grado de educación, desarrollo tecnológico y marginalidad, al igual que la multiculturalidad y el difícil acceso a algunas zonas geográficas. En concreto, Bravo en su artículo para la revista TEC empresarial, expone que para poner en práctica y desarrollar el concepto de Emprendimiento Social, tanto a nivel académico como en proyectos y políticas públicas, las instituciones de educación superior y los gobiernos, deben tener claro los conceptos teóricos sobre los cuales reposa (Bravo, 2016).

Los primeros, para sustentar sus investigaciones científicas, programas académicos y actividades de extensión universitaria acercando la practica universitaria a las realidades de las comunidades de influencia, y los segundos, porque los requieren para fortalecer sus decisiones gubernamentales y puedan ser traducibles dichas políticas públicas en bienestar y desarrollo de la población, como la creación de puestos de trabajo de calidad, el desarrollo regional y la construcción d tejido social.

 Cabalmente, un mal fundamento teórico del Emprendimiento Social, puede ocasionar que se confunda con asistencialismo, subsidiaridad o auxilios no reembolsables, limosna o programas que realmente no sean sustentables; además de eso, el Emprendimiento Social como método requiere de programas integrales de atención a los emprendedores que garanticen por un lado el desarrollo social, pero por otro la sostenibilidad de las empresas en el tiempo.

Como puede colegirse, la problemática del   emprendimiento en Latinoamérica, pasa por temas educativos, los impuestos a cancelar, la poca formación específica en emprendimiento especifico (Romero et al., 2020), y los esfuerzos que resultan en muchas oportunidades solitarios, además del poco apoyo y acompañamiento técnico que en oportunidades es nulo. Esto lo argumentan Romero y otros para el emprendimiento en general, sin embargo, para el emprendimiento Social, aparece uno adicional el poco manejo conceptual, teórico y técnico de las bases del modelo que dificultan la formación y crecimiento del capital social. Para algunos el emprendimiento en América Latina, es más producto de la necesidad que dé la oportunidad, con las consecuencias que esto conlleva.

 

 

 

 

 

 

 

Colombia dentro de América Latina, refleja la problemática del emprendimiento social, con el agravante de padecer  un conflicto armado, que hace mucho más difícil la  implementación de políticas y garantizar la presencia del estado y entes privados en las zonas de guerra, es decir, además del débil acceso a  recursos financieros, la incipiente educación en emprendimiento, la débil  conceptualización acerca del emprendimiento social, el  país  debe superar los escollos de años de conflicto armado, en año 2019, ya se recamaban alguna políticas públicas en cuanto a emprendimiento social,  en alguna investigaciones ya daban como conclusión  “Es necesario que el Estado colombiano se reconozca dentro de la agenda pública nacional el concepto de emprendedor y Emprendimiento Social” (Moreno, 2019) que impulsará la capacitación y el desarrollo de habilidades tantos académicas y empresariales como blandas, lo cual tuvo un avance hacia los años  posteriores

Es así como se llega a la promulgación de la ley de “ LEY 2234 DE 2022 (Julio 08) “Por la cual se promueve la política de emprendimiento social” (Congreso de Colombia, 2022). Es claro que la promulgación de una ley no acaba los problemas de un país y menos los que tienen que ver con cultura emprendedora social, empero, es un avance que es bueno analizarlo y valorarlo como un elemento de política pública encaminado a fortalecer   dicho ítem

Entre los  aspectos importantes  es establecer la política pública de emprendimiento social y algo  importante es su enfoque “para el desarrollo de soluciones a los problemas sociales, culturales y ambientales, como motor de transformación e innovación a nivel nacional y regional” (Congreso de Colombia, 2022). Es decir, es integral e incluyente a nivel regional y con el componente de innovación que promulga precisamente la Escuela de pensamiento de emprendimiento social de Innovación, lo que le da una base teórica significativa.

A lo anterior se le agrega la combinación de lo privado, lo público lo territorial y nacional, lo que hace pensar que la ley es inclusiva y acorde a las tendencias mundiales del emprendimiento social, adicionalmente un enfoque étnico y rural al mencionar al campesinado como uno delos actores poblaciones a atender e involucrar para este fin a las redes de emprendimiento y a todo el ecosistema de emprendimiento del país ya constituido.

Basado en esta ley, se cuenta con las herramientas necesarias (por lo menos institucionales) para desarrollar trabajo de emprendimiento social con comunidades rurales y étnicas como lo pretende el presente proyecto punto a favor que robustece la justificación y realización del mismo.

Cabe mencionar que esta ley destaca los conceptos de. Valor Social, innovación social, Valor compartido, comercio justo. comercio sostenible. prácticas justas.  En teoría, garantizaría todos los valores y principios que rigen el emprendimiento social que, entre otras cosas, son valores destacados de las comunidades étnicas (afros e indígenas, por ejemplo) y campesinos.  Adicionalmente tiene un componente de  “El fomento y desarrollo de mecanismos de financiación y sostenibilidad para el desarrollo del emprendimiento social” (Congreso de Colombia, 2022). Lo cual garantizaría inversión para proyectos.

Como se expresó anteriormente, con una ley no se garantiza la solución del problema, por ejemplo, a pesar de contemplar todo un marco institucional de promoción, alianzas estratégicas y financiación y gestión de recursos de apoyo a emprendimientos sociales, no especifica mecanismos de acompañamiento y seguimiento, lo cual sigue siendo una debilidad de los emprendedores colombianos, sobre todo en comunidades rurales y marginadas.

Aunque hay que reconocer que la ley como instrumento de política pública ya es un avance que reclamaban lo emprendedores y que aún es temprano para evaluarla, si se pueden resaltar algunos datos de la problemática

Por ejemplo, antes de la  Ley 2234 DE 2022, según el GEM (Global, Entrepreneurship Monitor ), ya los emprendedores consideraban que tomaban decisiones cuidando el impacto social y ambiental entre el 80% y el 90% de los encuestados por esta entidad (Pereira , y otros, 2022) global de las mismas unían un impacto social. Lo que significa que la ley ratifica o legitima estas intenciones, es decir, ya está la materia prima, que se podría potencializar de un ecosistema que garantice recursos y acciones específicas de apoyo a iniciativas de este tipo además de un marco normativo que motive a los emprendedores a su formalización.

Sumado a los datos del GEM, la fundación Recon, que se autodefine como  “una organización colombiana, sin ánimo de lucro que identifica, inspira, conecta y hace más fuertes emprendimientos sociales que transforman realidades e impactan en el desarrollo económico y social sostenible de comunidades vulnerables” (Recon, 2022) en su II informe, sobre emprendimiento social  elabora una caracterización de los emprendedores sociales en Colombia,  donde se destaca que la gran mayoría de los emprendedores sociales pretenden que sus emprendimientos tengan un  impacto social positivo,   consecuencias favorables ambientales y un aporte al crecimiento económico 83.3%, 31.1% y 19.3% respectivamente (Recon, 2022).

Ese decir, antes que se legislara,  ya existía un impacto positivo de los emprendedores sociales, como se manifestó en líneas anteriores, incluso, el mismo informe identifica algunos datos relevantes que para un país en busca de salidas pacificas para su conflicto armado, donde casi el 63% de los emprendedores, impactan a grupos víctimas de la guerra interna que vive el país sumado a ello, los emprendedores sociales en Colombia, resaltan la equidad de género al haber paridad en el número de emprendedores. Es destacable también la participación de los jóvenes con un, (43.5%) (Recon, 2022).

Del mismo modo el GEM, mide y analiza algunos puntos clave para el emprendimiento en general que se pueden homologar al emprendimiento social y que precisamente coinciden con datos para el sector específico, para el Global  Entrepreneurship Monitor, alrededor Cerca del 69 % (Pereira , y otros, 2022) valoran y se preocupan por el impacto social y ambiental de sus proyectos, por encima del rendimiento económico de los mismos. Lo revalida una de las conclusiones del estudio sobre la radiografía del emprendimiento en Colombia, “El principal propósito del Emprendimiento Social en Colombia es generar valor social, por encima de maximizar sus ganancias” (Recon, 2022).

Se podría determinar según este informe que los emprendedores sociales cumplen con las condiciones   para ser verdadero exponentes de este de emprendimientos, máxime cuando el 100% de los emprendedores sociales en Colombia, trabajan con comunidades vulnerables:

23,1% a víctimas del conflicto armado, 45,2% a mujeres, 15,4% a población LGBTI, 16,7% a población en condición de discapacidad, 15% a afrodescendientes, raizales o Palenqueros, 16,1% a comunidades indígenas, 10,4% a excombatientes, 57,7% a niños, niñas y adolescentes, 34,2% a población rural, 27,9% a adultos mayores y 4,3% a refugiados o inmigrantes” (Recon, 2022)

Este panorama se ve prometedor y de hecho puede visionarse de esa manera, sin embargo, hay muchas oportunidades de mejora en este renglón, unas de ellas ya se habían identificado e manera general, verbigracia casi el 60% no ganan ningún ingreso por su emprendimiento social, a pesar que el 69% tienen educación superior. Es decir, se ven estancados, comprobando que muchos ven el renglón como asistencialismo más que como empresas.

Lo confirma el hecho que solo el 12.3%, acceden a financiación y el 66% argumenta no tener acceso al crédito, confinando el problema de subvención, que en su mayoría se hace con recursos propios o donaciones, lo anterior se puede asignar a la falta de formalidad, casi el 50% (47.3%) no cuenta con personería jurídica, y de los que la tienen el 43%  son sociedades  sin ánimo de lucro (Recon, 2022). como consecuencia, su alejamiento de los sistemas de financiación formales y a idea errada que el emprendimiento social, es algo caritativo. lógicamente se debe ahondar sobre las causas de esta falla de financiación, que se puede asignar también a la débil educación financiera de los líderes de estas organizaciones. Tema que será objeto de estudio de este proyecto tea objeto también.

En cuanto a las políticas públicas, se comprueba que la manera aislada como trabajan las instituciones encargadas de impulsar estos tipos de emprendimientos y empresas, origina la percepción de los emprendedores, quienes consideran en un 60,4% que no hay apoyo estatal y que se deberían implementar políticas públicas especificas al sector (esto antes de la Ley 2234 DE 2022) lo que supone que el estudio de la corporación Recon sirvió de insumo para la formulación de la misma. Este proyecto, permitirá a su vez, determinar qué tan difundida y que tantos resultados ha tenido la ley en el sector de emprendimiento social.

Otra debilidad encontrada es  la transformación digital de estos emprendimientos, el uso de tecnologías, no se ha masificado y tal parece un deceso en sus aplicaciones, así lo expresa la corporación Recon,  señalando que la distancia del acceso al internet  aumento del 2018 al 2020  en un 5.5% (Recon, 2022), lo que devela  problemas de acceso y  cobertura en la conectividad en todo el país que los emprendedores sociales no han podido salvar.

Aunque se visiona un avance de los emprendimientos sociales en Colombia, en cuanto a la contribución a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS (se puede observar en los guarismos asociados en líneas anteriores) llegando a la conclusión que aportan a que se cumplan por lo menos uno de los ODS, todos aportan al cumplimiento de uno o más de ellos, llegando a colocarlos como fundamental para que el estado colombiano los consiga en su agenda 2030.

El estudio del GEM, asegura que, al preguntarles a los emprendedores en general sobre los ODS,  no llegan al 20% el porcentaje de emprendedores en general que identifican o manejan los 17 ODS de la agenda 2030 (Pereira , y otros, 2022).  Sin embargo según el mismo estudio 83,05 % de los emprendedores  de la tasa  TEA (“actividad emprendedora por concepto del porcentaje de individuos, entre los 18 y 64 años, que se identifican como empresarios nacientes o empresarios nuevos con menos de 42 meses de operación”) (INNPULSA, 2021) y el 51,82 % de la tasa EBO admitieron precisar algunas metas de los ODS como fundamental para el desarrollo de sus emprendimientos  la tasa EBO   se define como “los empresarios establecidos y que se compone de aquellas personas entre 18 y 64 años que llevan más de 42 meses pagando salarios o cualquier otro tipo de remuneración a empleados y/o propietarios” (INNPULSA, 2021).

Aunque estas tasas no están calculadas para el emprendimiento social, si vale la pena mencionarlas y diferenciarlas, máxime si queda entonces la inquietud de ¿cómo pueden estar seguros los emprendedores de aportar al cumplimiento de los ODS, si de manera general no los conocen? (Pereira , y otros, 2022)  Esta misma reflexión la expresas los autores del informe del Monitor Global para el Entrepreneurship de manera contundente “¿los emprendedores están incluyendo los ODS solo en su discurso como herramienta de promoción? (Pereira , y otros, 2022), ¿cuál es el verdadero nivel de conocimiento y de involucramiento de los emprendedores con los ODS?” (Romero, Rivera, & Leon, 2020)

Cuestionamiento interesante que debe explorarse también en esta investigación, para poder dimensionar que tanto contribuyen realmente los emprendedores con el cumplimiento de los ODS. Por otro lado, puede existir fallas en la comunicación o divulgación de los resultados e impactos de su emprendimiento o puede existir un desconocimiento del lenguaje técnico de los ODS, pero en el fondo los empresarios, sí podrían conocer los Objetivos de Desarrollo Sostenibles y si contribuyen, pero no está bien documentado o pueden estar mal enfocadas las preguntas al cuestionarlas tan técnicamente.

Otro factor importante, es la  falta de divulgación,  (así lo sostiene el informe de Recon),  este aspecto para los emprendedores sociales, considerando una   insuficiente información que permita visibilizar no solo a los emprendedores, sino a sus negocios y aportes a los ODS, así como la intercomunicación entre los actores del   ecosistema emprendedor  (Recon, 2022) lo que  afecta los problemas genéricos de  escalabilidad, sostenibilidad y crecimiento. 

Desglosando el tema del Emprendimiento Social por regiones y taxativamente a la región Caribe que es el objeto de este estudio, se observan poca literatura científica al respecto, campo poco explorado exhaustivamente por los investigadores, lo que constituye una oportunidad para la comunidad científica   

Solo dos universidades del caribe colombiano, se vincularon al informe GEM que, aunque general, da unas perspectivas del emprendimiento en Colombia, Universidad del Norte y Universidad de Corporación Universitaria del Caribe (CECAR), lo que ratifica el informe que para los gobiernos nacionales el tema de la cultura emprendedora es preponderante, mientras que para los dirigentes locales parece que no tanto.  

En la clasificación regional de iniciativas en emprendimientos sociales, la región Caribe ocupa el segundo lugar con el 20% después de la capital de la república y  la región centro oriente con el 33% (Recon, 2022), que hace pensar que hay un potencial en estos territorios para la  implementación de las políticas y una verdadera contribución al desarrollo regional.

En la región Caribe, el departamento del Magdalena, aparece de cuarto en iniciativas de emprendimiento social, con un 2,3, muy lejos del departamento de Bolívar 4.9 y Atlántico 3.6. (Recon, 2022) Lo que se puede interpretar por un lado  como un rezago a nivel regional y peor aún a nivel nacional;  pero también, como  una oportunidad para impulsar y promocionar más iniciativas de emprendimiento social, toda vez que existen comunidades vulnerables con rasgos de ruralidad y minorías étnicas que requieren de la generación de oportunidades de crecento y desarrollo 

Además, existe una correlación entre pobreza multidimensional, dado que en los departamentos donde este fenómeno es más alto, también es mayor el número de iniciativas de emprendimiento social, si se le agrega que los indicadores sociales y educativos que son endémicos y rezagados del promedio nacional.

Algunos de estos indicadores sociales muestran que el Caribe colombiano tiene una informalidad laboral del 67,9%, mucho mayor del promedio nacional, los jóvenes que no estudian ni trabajan son casi el 30% y el 41.2% de los hogares no consumen tres comidas al día (Fundesarrollo , 2022).

Proyectando estas cifras hacia los sectores y poblaciones vulnerables como minorías étnicas y rurales el panorama se recrudece, en variables criticas como pobreza, miseria, inclusión social y financiera, brecha laboral hombres y mujeres, cobertura de educación, salud y servicios públicos razón de más para abarcar un estudio que dimensione la contribución de los emprendimientos sociales a la solución de problemas de las comunidades marginadas.  

Además, Colombia ha visto surgir emprendimientos sociales destacados que están marcando la diferencia en áreas como la educación, la rehabilitación carcelaria y la higiene menstrual. Estos proyectos no solo han tenido un impacto positivo en la sociedad colombiana, sino que también han ganado reconocimiento a nivel internacional, lo que demuestra el potencial y la relevancia de los emprendimientos sociales en un contexto global.

En conclusión, el emprendimiento social en Colombia se encuentra en un punto crucial de su desarrollo. A pesar de enfrentar obstáculos significativos, está claro que el emprendimiento social tiene el potencial de generar impactos positivos tanto a nivel económico como social en el país. El apoyo gubernamental, la revisión de regulaciones y la implementación de políticas específicas son cruciales para aprovechar al máximo este potencial y contribuir al desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza en Colombia.

Conclusiones

En el contexto latinoamericano, el emprendimiento social emerge como una fuerza transformadora, que busca abordar las inequidades sociales y económicas arraigadas en la región. A través de iniciativas innovadoras y basadas en principios de justicia social, los emprendedores sociales están generando impactos significativos en comunidades vulnerables, promoviendo la inclusión y el desarrollo sostenible.

En Colombia, la promulgación de la Ley 2234 de 2022 marca un hito importante en el impulso del emprendimiento social, al reconocerlo como una herramienta clave para abordar desafíos sociales, culturales y ambientales. Esta ley establece un marco integral que fomenta la colaboración entre el sector público, privado y la sociedad civil, con el fin de promover la innovación social y el valor compartido.

A pesar de los avances legislativos, persisten desafíos significativos, como la falta de acceso a financiamiento y recursos, la brecha digital y la informalidad laboral. Sin embargo, el potencial del emprendimiento social en Colombia es innegable, como lo demuestran las iniciativas que ya están generando impacto positivo en diversas áreas, desde la educación hasta la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.

Para que el emprendimiento social alcance su máximo potencial, es necesario un enfoque integral que aborde las barreras estructurales y promueva un ecosistema emprendedor inclusivo y colaborativo. Esto requiere de un compromiso continuo por parte de los actores gubernamentales, empresariales y académicos, así como una mayor sensibilización y apoyo a nivel comunitario.

En última instancia, el emprendimiento social representa una oportunidad única para transformar las realidades de las comunidades marginadas en Colombia y América Latina. Al aprovechar la creatividad, la innovación y el compromiso social de los emprendedores, podemos avanzar hacia un futuro más equitativo, sostenible y próspero para todos.

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[1]Magister en Docencia e Investigación Universitaria, Universidad Sergio Arboleda Santa Marta Colombia, Investigador de la Universidad Sergio Arboleda, email,  alexander.parejo@usa.edu.co.  orcid https://orcid.org/0000-0001-7353-4976

 

[2] Doctora en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia por la Universidad Autónoma de Nuevo León, Profesora Investigadora en la Universidad Autónoma de Nuevo León, Instituto de Estudios Tecnológicos de Monterrey e investigadora de la Universidad Sergio Arboleda. Email: gabrielazapmor15@gmail.com. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-4386-084X.

 

[3] Estudiante de Marketing y Negocios Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda,  semillerista, desarrolló su opción de grado como Auxiliar de investigación Id. 1235538830